La conmovedora imágen de una Ingrid Betancourt prisionera de las FARC dio la vuelta al mundo, convirtiéndose en símbolo del drama que sufren cientos de personas en manos terroristas, provocando un reclamo universal por su inmediata libertad, pero el caso de Ingrid no es el único, existe un caso similar que sin embargo no ha merecido la preocupación de Hugo Chávez, Nicolás Sarkozy y mucho menos de Cristina Kirchner, pese a que afecta a ciudadanos argentinos.
La Doctora Hilda Molina se encuentra secuestrada por el gobierno cubano, tanto ella como su anciana madre se encuentran impedidas de salir de la Isla por razones tan poco entendibles como que “su cerebro pertenece a Cuba”, dos personas de avanzada edad confinadas en condiciones infrahumanas a un cubículo miserable, faltas de mínimas atenciones médicas que constituyen lisa y llanamente un abandono de persona.
La intención de la Doctora Molina de viajar a Buenos Aires para conocer a sus nietos y donde tanto ella como su madre podrían recibir la atención médica que tanto necesitan es sistemáticamente impedida por el régimen cubano, sin que esto haya despertado el mas mínimo interés de la Señora Kirchner quien se dice defensora de los derechos humanos hasta la muerte, pese a que se están violando los derechos humanos de niños argentinos que no pueden reunirse con su abuela y bisabuela.